23 noviembre 2023

EL EFECTO PIGMALIÓN EN EL AULA: expectativas, motivación y autoestima

Eliana Benguigui
Alumna de Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria: Especialidad en Orientación Educativa


No cabe duda de que la figura del docente juega un papel muy importante en el desarrollo de los alumnos. No es el rol de instructor el único que desempeña el profesor, sino que también representa el rol de socializador. La actitud que el profesor toma a la hora de dar las clase y la interacción que tiene con los alumnos influye en el aprendizaje, entrando en juego aspectos como la motivación, la autoestima, la empatía, la individualidad o las expectativas, entre otros. Hay que destacar que la motivación es considerada como el motor del aprendizaje, y que depende, en cierto modo, de las expectativas que se tiene sobre la meta u objetivo. 
En este sentido, vamos a hablar del llamado Efecto Pigmalión o Profecía Autocumplida (Rosenthal y Jacobson, 1966), el cual describe cómo las expectativas de los profesores influyen en el comportamiento del alumnado. 


 ¿Qué entendemos por expectativas
En resumen, las expectativas son creencias generalizadas acerca de las personas o grupos de personas. En el caso de los profesores, sus expectativas hacia los alumnos, acompañadas de los prejuicios y estereotipos, determinan la conducta de estos e influyen en el rendimiento académico. 
Estas expectativas pueden ser positivas o negativas dependiendo de la actitud del profesor hacia el alumno. Por ejemplo, si el profesor presta más atención a aun alumno para que su aprendizaje sea mayor y disminuir las dificultades que presente, las expectativas tienen efecto positivo. En cambio, si el profesor percibe incapacidad y no le presta ayuda extra para lograr su aprendizaje, el efecto de estas expectativas será negativo, afectando al rendimiento y a la autoestima del alumno

Rosenthal (1964) realizó un experimento en el que quería estudiar la influencia de las expectativas positivas del docente en el rendimiento de sus alumnos. Para ello, dividió a una clase en dos grupos al azar y le comunicó al grupo 1 que su nivel de inteligencia era normal y al grupo 2 que su cociente intelectual era bastante superior y que se esperaban notables resultados. Se encontró que los resultados obtenidos por el grupo 2 eran bastante superiores a los del grupo 1. Este experimento impulsó el estudio de la importancia del factor expectativa en el aula, dando lugar al Efecto Pigmalión. 

En el Efecto Pigmalión juega un papel importante la autoestima, definida como la percepción y valoración que uno hace de sí mismo, ya que las expectativas mostradas por el profesor si son positivas son consideradas como un refuerzo positivo, afectando positivamente en la autoestima y ocurriendo lo contrario si son negativas. Existe relación entre autoestima y rendimiento académico, en la que una autoestima positiva se relaciona con mejor rendimiento. 

Es gracias a este Efecto Pigmalión, por lo que se ha comprobado que una actitud y expectativas positivas acompañada de interés y preocupación, la valoración de aportaciones mínimas de los alumnos, el reforzamiento de avances o el fortalecimiento de habilidades, capacidades y valores de los alumnos hace que el rendimiento de estos sea superior, influyendo en la motivación y autoestima de estos. 
Además, mejora el clima del aula, aumenta el interés por aprender, aumenta los esfuerzos y, además, resulta más fácil transferir valores sociales a sus alumnos.    

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